La industria exportadora -donde quiera que ésta se encuentre- se está enfrentando a una grave falta de pedidos y, por consiguiente, a previsibles paradas de la producción en los lugares de destino que se nutren con importaciones de materias, equipos y/o componentes que “nunca llegan” o que se ven afectadas por precios imposibles de repercutir en los consumidores finales.